História ¿Mi Héroe? - 1.-¿Uniforme?

Me llamo Mia Bloom, tengo 17 años. Vivo en Miami con mis padres, desde que nací, pero hoy en día estoy viajando hacia Corea del Sur y se preguntarán, ¿por qué?, pues mi padre tiene nacionalidad estadounidense y mi madre coreana y por motivos de trabajo de mi padre, tenemos que viajar todos a Corea. No estoy muy contenta con eso, ya que tengo que dejar a todos mis amigos atrás y he de decir, que ni siquiera les dije que me iba, pero es lo mejor que puede hacer. No sé cuanto tiempo voy a estar en Corea, pero lo que si sé, es que todo esto lo hago por mis padres.

Todavía faltaba media hora para llegar al aeropuerto, me encontraba cansada, ya que llevaba en el avión sentada 13 horas y media y no había dormido casi nada de lo nerviosa que estaba.

Una vez que aterrizamos, nos bajamos del avión y esperamos a que nuestras maletas llegaran. Tomamos nuestras respectivas maletas y salimos del aeropuerto, donde nos encontramos con mis abuelos. Se veían muy contentos, no paraban de abrazarme y de llorar, porque solo nos habíamos visto por Skype.

-Querida, que grande y guapa estas-dice mi abuela una vez que estábamos todos en el coche.

-Gracias, abuela-hice una leve reverencia y sonreí.

¿Lo malo de vivir en Corea? Pues que aquí, tienes que tener mucho más respeto por los mayores y hablarles formalmente, ya que si lo haces informalmente, sería una falta de respeto. Y la otra cosa, sería que aquí se habla coreano y aunque yo sepa hablar lo, pues me eh criado en Estados Unidos y hablo más Inglés.

Llegamos a la casa de mis abuelos y a decir verdad, ellos eran personas de un alto nivel. La casa era bastante grande para ellos solos y es por eso que cuando se enteraron que veníamos, nos dejaron alojarnos con ellos, para así no pagar otra casa. Mi abuela me llevó a la que sería mi habitación, se veía muy bonita pero no era algo de mi estilo. Todo era rosa y odio ese color, pero como mi abuela la decoró para mi, pues me tuve que aguantar. Comencé a colocar mi ropa en los armarios y como no...me sobraba mucho espacio en los armarios, ya que no tengo tanta ropa, ni tantos zapatos.

-Mia...-mire a mi hermana pequeña que se encontraba en la puerta de mi habitación con su peluche en la mano.

-¿Qué pasa Leah?-me acerqué a ella, quedando a su altura y ésta me abrazó.

-Mama te llama-asentí acariciando su cabello y fui a donde se encontraba mi madre, la cual estaba con mi abuela.

-¿Me llamabas?-

-Si, mañana iremos a inscribirte a tu nuevo instituto-asentí sin ningún tipo de animo y sin nada más que decir, salí de la habitación.

                             ***

Me encontraba desayunando y lo único diferente a cuando vivíamos en Miami es la comida, porque las prisas de mi madre siguen siendo las mismas. Una vez que mi hermana y yo acabamos de desayunar, de lavarnos los dientes y de prepararnos, salimos de la casa de camino a inscribirnos en nuestros respectivos centros.

Pasamos primero por el de mi hermana, se veía un colegio normal y los niños eran muy graciosos. Cuando mi madre terminó de inscribirla, fuimos a mi instituto. Era un instituto demasiado grande, comparado con algunos de Estados Unidos y no me daba para nada mucha confianza. Comenzamos hacer leves reverencias cada vez que veíamos a alguien y eh de decir que cansa, pero me tenía que acostumbrar. Una vez que llegamos al despacho de la directora, si, es una mujer y parece ser una amargada. Mi madre le empezó a decir mis datos, y yo por desgracia tuve que ir con un profesor, a que me enseñara el instituto.

Todos los alumnos se encontraban dentro de sus perspectivas clases, parecía unos chicos muy estudiosos, pero seguro que solo lo parecen. Me quede asombrada al ver la cafetería, era enorme, tenía un montón de mesas y sillas, y aparte tenía diferente tipos de comida. Después de la cafetería, pasamos al pabellón de gimnasia y a decir verdad, ya nada me sorprendía, todo en este instituto es grande, no hay nada que se pequeño. Volvimos al despacho de la directora, una vez que terminamos de ver todo el instituto.

-Muchas gracias, por aceptarla-hicimos una reverencia, con una sonrisa en nuestro rostro y salimos del instituto.

-Tenemos que ir a comprarles el uniforme-dijo mi madre subiéndose al coche, yo fruncí el ceño y mi hermana sonrío.

La única cosa que odio en este mundo, son los uniformes....odio tener que ponerme algo por obligación y no llevar lo que a mi me guste. Una vez que llegamos a la tienda, nos bajamos del coche y mi madre fue a hablar con la dependienta para que nos diera el uniforme tanto a mi, como a Leah. Me encontraba en el probador, terminando de abrocharme el último botón de la chaqueta. Me veía súper rara, no era para nada de mi estilo, rodee los ojos y salí para que mi madre me viera.

-Mama...-susurre mirándola y ella sonrío acercándose a mi.

-Te queda muy bien cariño, es tú talla ¿no?- asentí y se dio la vuelta caminando hacia la dependienta para decirle que se llevaba los dos uniformes.

-¡Ey, Mark! Vamos-escuche la voz de un chico, lo que hizo que me girara y fijara mi vista hacia el ventanal, donde se encontraba un chico mirándome. Me quedé mirándole hasta que llegó su amigo y este me miro con una sonrisa en su rostro, fruncí el ceño y me giré entrando al pequeño probador.